viernes, 24 de febrero de 2012

Entrevista a Frank González (Decano de la Facultad de Comunicación de la UH)


Cuando habla la experiencia
Sobre los principales problemas de la prensa actual conversa Frank González, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana.

por Jorge Aguirre Núñez, estudiante de primer año de Periodismo

Ya no guarda el periodismo secreto alguno para Frank González García, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y exdirector de Prensa Latina. En su pensamiento se acumula la experiencia invaluable que solo se alcanza con años de esforzada labor y humilde quehacer profesional.
Preocupado por conocer más sobre las dificultades que enfrenta el periodismo en la actualidad, acudí a su presencia en busca de respuestas, y salí convencido de la sabiduría que en él habita. Caracterizado por su personalidad muy extrovertida y jovial, es también un hombre con un gran sentido de la responsabilidad y la ética. El recientemente titulado Doctor en Ciencias de la Comunicación, responde sobre su formación como profesional.
“Al triunfo de la Revolución yo tenía ocho años, así que formo parte de esa generación que se benefició desde muy temprano de la obra revolucionaria en el área de la educación. Nací en un pequeño pueblo de Matanzas donde no había secundarias básicas, y teníamos que trasladarnos todos los días 4 ó 5 kilómetros, ya fuera en carretón o en bicicleta, para continuar los estudios posteriores al sexto grado.
Mi horizonte de visibilidad era hasta ese momento ser obrero azucarero, al igual que mi padre, pero como desde la escuela primaria me interesaron mucho las humanidades, a la hora de seleccionar una carrera decidí optar por el periodismo, el que, como dice García Márquez, es el mejor oficio del mundo.”
Trabajó primeramente en la revista universitaria Alma Máter y luego comenzó en Prensa Latina, agencia de la cual fue presidente desde 2003 a 2010. Se desempeñó como corresponsal en Jamaica y el Caribe anglófono, en general, por seis años, y en Colombia de 1984 a 1988.
Al preguntarle sobre los principales problemas que aquejan al periodismo actual, alega: “El periodismo como profesión nació amenazado. Inicialmente se hacía un trabajo muy ideológico, doctrinario y unipersonal, y no es hasta mediados del siglo XIX que surge la empresa periodística moderna, y con ella aparecen unas estructuras organizativas que van a marcar el periodismo por muchos años. Ante cada avance tecnológico que afectó el campo de las comunicaciones, la prensa se fue adaptando, surgieron nuevas modalidades de hacer periodismo.
Evolucionó no solo por razones tecnológicas, sino por razones que tienen que ver con el desarrollo de la sociedad. Progresó hacia formas más novedosas, hasta el punto de que el periodismo, como lo conocemos hoy, está en crisis.
Han aparecido nuevas modalidades en la información, como el llamado periodismo ciudadano, y nuevos espacios, como las redes sociales, que permiten abrir a toda la humanidad al ejercicio de la comunicación. Ya las personas no actúan como receptores pasivos de información, ahora todos somos posibles emisores activos, sujetos que pueden tomar la iniciativa, y esto hace que resurjan muchas interrogantes como ¿qué es el periodismo?, y ¿qué son los periodistas?
La prensa está hoy en un momento de desconcierto, en el que se necesita mucho de recurrir a la academia, a las bases. Es necesario hacer un alto, un reposo, para mirar en toda su pluralidad y diversidad la comunicación.
“El periodismo nacional no escapa a las tendencias universales, pero el nuestro es un modelo de prensa inacabado, que ha tropezado con muchos obstáculos. En primer lugar, no existe ningún paradigma que nos sirva como referencia en el mundo y que se adecue a las condiciones de Cuba. En segundo lugar, vivimos aún en un proceso de construcción y reconstrucción de nuestro modelo de prensa.
Influyen también las condiciones de excepcionalidad en que hemos tenido que construir esta sociedad socialista, bajo la agresividad del gobierno de los Estados Unidos, lo que ha marcado toda la vida política, económica y social de Cuba, y nos lleva a crear lo que se ha dado en llamar “mentalidad de plaza sitiada”. La agresión es real, pero cuando se hiperboliza esta sensación de plaza sitiada se produce un cierre de la información, se restringe el acceso a las fuentes y se limita el cúmulo de información.
Entre las fortalezas de nuestro sistema de medios de prensa se encuentran, primeramente, la propiedad social sobre los medios de prensa, lo que es una gran conquista. El carácter clasista de nuestros medios, que responden a la ideología de la clase obrera, del campesinado, el estudiantado y la intelectualidad revolucionaria. El papel de guardián, de ojo crítico de lo que sucede en la sociedad, que cumplen los medios; y la existencia de instituciones de nivel superior para la formación de periodistas en todo el país.
agricultura
“Los medios cumplen la misión de informar, pero también de interpretar, de orientar, movilizar y educar. En Cuba, la prensa actúa a favor de esa movilización, de los intereses nacionales. El tema alimentario en la isla es clave, la producción de alimentos en el país, como lo ha dicho el compañero Raúl, es un tema de seguridad nacional. Por muchas razones la agricultura nacional es aún atrasada e ineficiente y es necesario crear conciencia productiva en el pueblo.
Es imprescindible que los periodistas cubanos tengan como una de sus líneas informativas principales la cobertura de la producción agrícola. El problema está en cuando eso se lleva a la práctica, que en muchas ocasiones desemboca en un periodismo triunfalista, con un lenguaje muy plano, que sobredimensiona cosas, y que crea expectativas que no se corresponden con la realidad. Esos son vicios que hay que desterrar, debemos abogar por un periodismo con responsabilidad social, con filo, con atractivo, pero puesto en función de las mejores causas.
Mi consejo a ustedes los jóvenes periodistas, es que deben formarse muy bien, para que sean capaces de llevar nuestro sistema de información hacia un mejor futuro. Recuerden que el periodismo tiene que ser una vocación, no algo que uno escoge para ganarse la vida, y tengan presente todo lo que le debemos a la Revolución, a la independencia de este país.
Los retos que les corresponden son aprovechar cada minuto en esta facultad para su formación integral. Mi recomendación es que vinculen siempre la teoría a la práctica, que es vital, y que asuman con mucha humildad el papel que les corresponde. Beban de los que los han precedido en el ejercicio de la profesión y recuerden que el periodista debe ser un observador, un analista permanente.”
¿Qué siente al tener la oportunidad de dirigir la misma Academia que lo formó como profesional?
“A esta altura de mi vida tener la posibilidad de dirigir la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana es gratificante desde muchos puntos de vista; en primer lugar, me permite tratar de saldar una deuda de gratitud que tengo con esta universidad y con su claustro. Cada día lo que hago es una forma de retribuir a esta Academia lo que ella me dio.
Para mí lo más relevante de este año ha sido aprender cada día algo nuevo en la relación con los estudiantes, en quienes veo la perpetuación de las ideas por las cuales nosotros hemos luchado tanto a lo largo de los años; y aprender de los profesores, un claustro de altísimo prestigio y enorme densidad de conocimientos. Es un orgullo tutelar esta masa estudiantil, por la que da gusto luchar.” 

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